Reuma o reumatismo son los nombres dados a un conjunto de dolencias que afectan al tejido conectivo y al sistema locomotor. Este tejido, el más abundante en el cuerpo, se distribuye entre órganos y otros tejidos, dándoles soporte y protección. Por eso, el daño que sufre se manifiesta en articulaciones, músculos, huesos, fascias, tendones, piel y diferentes órganos. Sin embargo, no existe una única causa conocida que produzca estas dolencias.
La fisioterapia reumatológica es la especialidad que se ocupa de su tratamiento y prevención. Esta terapia ha demostrado ser eficaz en el manejo del dolor, la prevención de deformidades y el mantenimiento de las capacidades funcionales en pacientes con enfermedades reumáticas.
Se manifiesta como desgaste de cartílagos articulares, disminuyendo el movimiento y la autonomía funcional del cuerpo. Se presenta en columnas cervical y lumbar, articulaciones de dedos, hombros, caderas y rodillas.
En este caso, el dolor y la rigidez son producidos por la inflamación de las articulaciones. Sus causas son diversas: enfermedad autoinmune, artrosis, fracturas o infecciones.
Es una enfermedad esquelética, caracterizada por la disminución de la densidad de la masa ósea. Los huesos se hacen porosos, frágiles y quebradizos. Patologías reumáticas inflamatorias puedes causar osteoporosis.
No corresponde a una patología articular, pero produce dolor generalizado en músculos, ligamentos y tendones, y dolor agudo en puntos específicos. Puede ocasionar también rigidez e inflamación y sensación de hormigueo en manos y pies.
Pertenece al grupo de las patologías articulares inflamatorias. Afecta principalmente las articulaciones de la columna produciendo la soldadura de las vértebras, con la consecuente pérdida de flexibilidad y limitación de movilidad.
El fisioterapeuta especializado en patologías reumatológicas es fundamental en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes. Es el soporte tanto del médico reumatólogo como del paciente, pues es quien conoce las características particulares de su dolencia y puede sugerir el tratamiento adecuado. Su actuación ocurre a tres niveles:
Como ya se ha mencionado, los tratamientos son personalizados, pues dependen del proceso y avance de la patología. En este sentido, pueden distinguirse tratamientos para procesos agudos y para etapas no agudas. Durante las fases agudas, se debe buscar principalmente la reducción de la inflamación y del dolor.
En estos casos se usa terapia manual acompañada de electroterapia, magnetoterapia, ultrasonido o baños de parafina. En el caso de las etapas no agudas, se realizan tratamientos de prevención y mantenimiento que incluyen ejercicios.
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